
A,
1. f. Primera letra del abecedario español y del
orden latino internacional, que representa un fonema vocálico abierto y
central.
2. f. Fil. Signo de la proposición universal afirmativa. Pronúnciase con los
labios más abiertos que en las demás vocales y con la lengua extendida en el
hueco de la mandíbula inferior y un poco elevada por la mitad del dorso hacia
el centro del paladar. Su sonido tiene de ordinario un timbre medio, ni palatal
ni velar.
ORIGEN - En el alfabeto proto-sinaítico la palabra alef significa ‘buey’, y los
símbolos en que deriva en otros alfabetos se caracterizan por la constante
presencia en el símbolo de los cuernos del animal: , tanto en posición derecha
como tumbada o invertida. Esto ocurre tanto en el hebreo, ? (álef), como en el
griego, a/A (alfa), y posteriormente en el latino, a/A (obsérvese que la
minúscula no es más que una forma cursiva de escribir la mayúscula). Del
significado abstracto inicial, “fuerza”, derivan los de “ser humano, inicio,
posibilidad”.
FON. Presenta ciertas variedades en español. La media es la a normal. Seguida
de ch, ll, ñ o y, o formando el diptongo ai, adquiere un timbre palatal, pero
apenas se diferencia de la anterior. Ante j o g, l o las vocales o y u,
adquiere un timbre velar. También hay una nasal, perceptible sobre todo entre
dos consonantes nasales y muy apreciable en dialectos como el chileno o el
andaluz. Por último, una relajada, en posición final o entre sílabas
acentuadas.
LING. La letra A procede del alfabeto romano, que la tomó de los alfabetos
griegos occidentales. Las formas más antiguas de esta letra, quizá tomadas del
egipcio hierático, se remontan a los ss. XIII-XI a.J.C. y corresponden más o
menos a una cabeza de buey con sus cuernos (su nombre fenicio alf -hebreo alef-
significa precisamente buey). Con el tiempo, se han regularizado las formas
primitivas latinas. Otra forma de la letra, procedente de cursivas, fue
adoptada durante el s. I a.J.C.: es el prototipo de la minúscula carolina que
los humanistas introdujeron en la escritura de los libros y que los impresores
italianos y parisienses utilizaron desde 1470.
-- *La a primitiva subsiste ordinariamente en castellano, aun en aquellos casos
en que ha degenerado, por perifonía en e, en los textos del antiguo alemán; v.
gr.: albergue (harjis), escanciar (skenkan)
-- *Fonéticamente posee gran variedad de matices,
pues, por influencia de los sonidos vecinos adquiere a veces un timbre palatal
o velar; en posición inacentuada tiende a relajarse ligeramente
-- *Es el nombre de la primera letra de los
alfabetos latino y español y del fonema vocálico central que dicha letra
representa. Esta vocal se pronuncia con mayor abertura maxilar y labial y sin
la elevación de lengua con que se pronuncian las demás vocales. Su timbre es
intermedio en la serie vocálica. Por influencia de los sonidos vecinos adquiere
a veces un timbre más o menos palatal o velar; en posición inacentuada tiende a
relajarse ligeramente.
-- *Vocal fundamental de la lengua protoaria,
anterior a la distinción entre las familias aria y semítica. Por su forma,
deriva del fenicio que, a su vez, la tomó de los jeroglíficos egipcios,
probablemente de la escritura hierática. El caracter de aspirada que tenía
entre los fenicios, pasó igualmente a los hebreos y árabes; en sánscrito y
persa, las aes breve y larga predominan en grado extraordinario. Figura a la
cabeza de los alfabetos a excepción del etíope o abisinio, en el que ocupa el
decimoter¬cer lugar. En armenio es la inicial de una séptima parte de las
palabras. La duodécima parte de las palabras derivadas del latín empiezan por
esta vocal y es una de las finales más comunes en las lenguas del sur de
Europa, así como en las lenguas rusa y eslava.
-- *Desde una perspectiva de la lengua se realiza
como central (vocalismo central, punto de articulación central), sonoro (oral),
y el timbre o modo de articulación bajo (abierto o grave). Dis¬tancia entre la
lengua y el paladar: máxima. A diferencia de las demás vocales, no requiere la
menor contrac¬ción de los órganos bucales; en ninguna otra vocal se abren tanto
los labios; su sonido ofrece sus gradaciones, variando según su duración,
acento silábico, articulaciones y entonación de la frase.
-- *En castellano se halla a menudo antepuesta:
1. Por eufonía delante de y; v. gr.: aya, ayer, ayunar.
2. Delante de muchos substantivos, donde recuerda el artículo árabe; v. gr.:
abedul, alerce, arruga, avispa, azufre.
3. En muchos verbos, donde no tiene el sentido de la partícula ad; v. gr.:
aconsejar, amenazar, arrepentirse, atajar.
-- *En alemán, la a germánica antigua es a un
tiempo de la equivalente de la a y o griegas y latinas. Se pronuncia
aproximadamente como en español, pero conviene distinguir entre la a larga de
la a breve; v. gr.: Aa, aa, ah, se pronuncian siempre como una a larga. La Ä,
ä, tanto si es larga como breve tiene el sonido de la e abierta (ae). La gótica
ê, que corresponde al antigüo alto alemán â, no ha penetrado en el castellano.
-- *En catalán, la a ofrece varios matices de
fonética: la tónica se pronuncia como en las demás lenguas neolatinas; la
pretónica algo apagada, mucho más si dista dos o más lugares del acento tónico;
esta atenuación de sonido se hace mas sensible cuando es postónica, sobre todo
si es final de palabra y en este caso adquiere el sonido de la e semimuda
francesa, marcadamente en la provincia de Lleida y en Valencia.
-- *En esperanto, cada sonido tiene una sóla
representación escrita y cada letra posee un sonido distinto e invariable; su pronunciación
es rigurosamente fonética. La a que termina una palabra no forma nunca sinalefa
con la vocal con que empiece la palabra siguiente; añadida a una raíz
cualquiera forma su adjetivo (patro, padre; patra, paternal); ant y at
constituyen respectiva¬mente las terminaciones de los tres participios activos
y pasivos.
-- *En francés, se deriva, la más de las veces,
de la a latina tónica seguida de consonante, debiendo distinguirse entre breve
(transc. a, pa; ejem.: nouveau) y larga (transc. aa, paa; ejem.: donner), y de
esta última entre abierta y cerrada. La *a. abierta se transcribe a, à y ä. Sin
acento se pronuncia como en castella¬no y con acento se alarga el sonido.
-- *En griego: alfa. De trazo y nombre
genuinamente fenicios, presenta modalidades según los diversos alfabetos
regionales, eolo-dórico, de las islas, ático o jónico. Su parentesco con la a
etrusca y romana primitiva es evidente por razón de la comu¬nidad de origen de
sus respectivos alfabetos, cuya semejanza se revela en el número, forma y valor
fonético de las letras. La forma primitiva, así griega como romana, era la
mayúscula, con pocas líneas curvas; era la letra monumental o capital. Después
aparecía la uncial, redondeada y cómoda, y la cursiva que va atada a las demás.
Más tarde se empleó la rústica, caracterizada por sus rasgos verticales muy
delgados en contraposición al travesaño. De los griegos provino su valor de
vocal primera, que conservaron también los judíos para su álef. La a griega
equivalente, por regla general, de la a latina, se convierte en determinados
casos, en e (epsilón) u o (omicrón) por ley de atenuación fónica del vocablo.
La a larga se observa claramente en los dialéctos eólico y dórico; el grupo
jónico la confunde con la e (heta), cosa que ocurre asimismo en el dialecto
ático, si bien de una manera no tan absoluta.
-- *En hebreo: álef o aleph, símbolo de buey, de
donde deriva, al parecer porque el signo ideográfico original, toscamente
representativo de la cabeza de dicho rumiante. Una de las tres letras madres,
perteneciente al grupo de las letras débiles. Tiene esta letra en la lengua
hebrea, la significación ideográfica de prioridad, creación, jefatura; unida a
cualquier otra palabra le comunica esta idea. En la pronunciación española la
alef es muda y por eso se omite en la transliteración. Es gutural y no puede
ser redoblada. Cuando está acentuada por un ségol, o de un sheva ségol, alef se
pronuncia como *é.. Al puntualizarse mediante un tsére, se pronuncia como ê,
como indica en la partícula êth, que expresa el acusativo. Si está subrayada
por medio de un pataj, y también por un qamés, o por un sheva pataj, se
pronuncia como a. Si se le superpone un jirik (hiriq), se pronuncia como o.
Subrayada por esta misma vocal, se pronuncia como i. Con un kibutz se pronuncia
como ou (u). Al no encontrarse puntualizada será muda. Tiene el valor numérico
de uno (1). Corresponde al plano cabalístico de los arquetipos. Sentido
ontológico: Espíritu Creador.
-- *En inglés, como tal a, tiene en rigor cuatro
sonidos, diferenciables en las palabras cat, art, car, ask; estos tres últimos
son casi iguales a la a española y con ella se transcriben en la pronunciación
figurada. El sonido de la a en cat se expresa en ocasiones con ä. Cuando la a
es larga, por estar en sílaba abierta, su sonido es equivalente al español éi,
con la i muy breve y como fugitiva. En sílaba abierta seguida de r y e muda, la
a se pronuncia ee, siendo la primera como en español y la segunda igual pero
obscurecida. Seguida de l o ll (salt, ball), suena en muchos casos (no siempre)
como la o castellana; también se pronuncia muchas veces como o detrás de qu o
de w (quarter, water). Finalmente tiene el sonido de i breve, en las
ter¬minaciones átonas: -age, -ate; ao suena a veces como e; estas dos vocales
escritas juntas como en el diptongo latino ae suenan como i. El diptongo ai se
pronuncia en general como ei, con la i más o menos fugitiva; otras veces suena
como ai, y seguido de r en sílaba cerrada, se pronuncia ee, como se ha dicho
anterior¬mente. au en general, se pronuncia como la o española; pero en
ocasiones tiene el sonido de la a española y alguna vez el de la ei; aw suena
siempre como o; ay se pronuncia como ei, con la i fugitiva.
-- *En polaco, la a con cedilla es de sonido
nasal.
-- *En portugués, la a sin acento (sorda) suena
según los casos, natural, abierta, débil o cerrada; la a con tilde (~), el
sonido (an) es nasal y largo; con acento agudo es abierta. Antes de n y m es
nasal.
-- *En ruso, tiene el sonido de la e francesa.
-- *En sueco, aparte de la ä con diéresis o
crema, disponen de la que lleva un cerito encima å, que suena como o castellana
u o abierta francesa.
a: acentuada
Vocal con acento de intensidad, distinguiéndola de las demás por una mayor
intensidad o por un tono más alto; v. gr.: dirÁ
Terminación aguda en la lengua antillana, que por lo general indica acción: de
macana, macaná, acto de golpear.
a: débil
Se pronuncia con menor tensión muscular, en el
lenguaje corriente, en posición final o entre sílabas acentuadas ( cántAro,
aguA), emitiendo la voz con la boca regularmente abierta, la lengua algo pegada
a los dientes inferiores. Se nota en sílaba abierta pretó¬nica o postónica, en
un lenguaje coloquial.
S? a: relajada.
a: larga
La perceptible porque el velo del paladar baja
para permitir el paso del aire, en parte, por la nariz; tiene plena intensidad
en dialectos semíticos; v. gr.: palA Azul; dabA Amor; enterAdo.
a: media.
La lengua se mantiene en posición de reposo, y
las demás zonas de articulación, a suficiente distancia para dejar paso libre a
la emisión del sonido; se percibe en sílaba abierta acentuada y en sílaba
cerrada por consonantes no palatares ni velares. Es la *a normal., pronunciada
con mucha abertura de los labios, el dorso de la lengua elevado hacia la parte
media de la boca y la punta de aquella rozando el interior de los incisivos
inferiores. Se percibe en sílaba abierta acentuada y en sílaba cerrada por
consonantes no palatales ni velares. Seguida de ch, ll, ñ o y, o formando el
diptongo ai, adquiere un timbre palatal; v. gr.: mAsa, pAta.
-- Como vocal media es aconsejada el fonema a por
los alfabetos de la *Revista de Filología Española y el alfabeto de los
Romanistas
a: nasal.
Perceptible sobre todo entre las consonantes
nasales (mano); el velo del paladar baja para permitir el paso del aire, en
parte, por la nariz; su grado de nasalidad no es com¬parable al del francés y
del protugués, pero sí tiene plena intensidad en dialectos como el chileno, el
mexicano o el andaluz.
a: palatal
Se produce ante consonantes palatales y adquiere
las características propias de su articulación. Fónicamente se transcribe a,
como aconsejan el alfabeto de *máquina de escribir., el alfabeto de los
*arabistas. y en el de los sanscritistas.; v. gr.: Año, cAlle; es decir, la
lengua poco tensa, se inclina ligera¬mente hacia delante (caña, baile); es una
articulación parecida a a la del francés patte, pero su diferencia con la *a.
media es tan débil que los fonetistas no han creído necesario crear un signo
fonético especial para su representación en castellano. Se produce ante
consonantes palatales y adquiere las características propias de su
articulación.
a: relajada.
Se nota en sílaba abierta pretónica o postónica,
en un lenguaje coloquial.
a: velar
Se articula con la lengua ligeramente inclinada
hacia atrás y toma este matíz ante j, g, l, o las vocales o, u, (ajo, caótico);
esta articulación no es tan velar como la a del fran¬cés ni como la del español
regional de los catalanes. Aparece ante consonantes velares, de cuyo matiz toma
algo y ante las vocales velares o, u.