M1. f.
Decimotercera letra del abecedario español, y decimotercera del orden latino
internacional, que representa un fonema consonántico nasal y labial. Su nombre
es eme.
Representa un sonido de articulación bilabial, nasal, oclusiva y sonora. 2. f. Letra numeral que tiene el valor de 1000 en la numeración romana.
m f. Decimotercera letra del abecedario español, y duodécima de sus consonantes. Su nombre es eme.
FON. En su articulación, la úvula hace contacto con el posdorso de la lengua y desvía la emisión del aire hacia las fosas nasales. El español no tolera la m final, que se transforma de forma sistemática en n.
LING. La m latina deriva de una letra fenicia que significaba «agua». El jeroglífico que, en egipcio, notaba n, tenía forma de línea ondulada, símbolo del agua. El griego occidental presentaba dos formas. En la época de Augusto, la forma clásica fue modificada con el alargamiento hacia lo alto de los trazos oblicuos de izquierda a derecha. De esta forma modificada derivan todas las escrituras corrientes posteriores. Las formas minúsculas proceden de deformaciones cursivas y del movimiento de rotación hacia la derecha que afectó a todas las letras del alfabeto hacia el s. III.
Representa un sonido de articulación bilabial, nasal, oclusiva y sonora. 2. f. Letra numeral que tiene el valor de 1000 en la numeración romana.
m f. Decimotercera letra del abecedario español, y duodécima de sus consonantes. Su nombre es eme.
FON. En su articulación, la úvula hace contacto con el posdorso de la lengua y desvía la emisión del aire hacia las fosas nasales. El español no tolera la m final, que se transforma de forma sistemática en n.
LING. La m latina deriva de una letra fenicia que significaba «agua». El jeroglífico que, en egipcio, notaba n, tenía forma de línea ondulada, símbolo del agua. El griego occidental presentaba dos formas. En la época de Augusto, la forma clásica fue modificada con el alargamiento hacia lo alto de los trazos oblicuos de izquierda a derecha. De esta forma modificada derivan todas las escrituras corrientes posteriores. Las formas minúsculas proceden de deformaciones cursivas y del movimiento de rotación hacia la derecha que afectó a todas las letras del alfabeto hacia el s. III.
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